Textos
Una vez
Una vez andando conocí a alguien,
una vez con los pies pesados
me dije volare y me fui directo a sus brazos.
Una vez tropezando conocí a alguien,
estaba plagada de sonrisa, creo algo necesitada.
Yo le guardaba una sonrisa y al mirarla a los ojos solo pude irme de cara.
Una vez flotando conocí a alguien,
yo la miraba hasta cuando no se daba cuenta y la esperaba por horas aunque a veces ella no llegara.
Una vez cayendo conocí a alguien.
Entre mas defectos encontraba mas quería ayudarla. Incluso con raspones en mis huesos yo aún buscaba en nuestros ojos aquella mirada.
Una vez en un oscuro hueco conocí a alguien. La obscuridad decía que ahí habitaba un demonio sin ojos y que tal vez nunca realmente conocí a esa alguien. Yo devoraba sus miedos y aunque tambien los míos estaban creciendo. Pronto me quedé solo en ese hueco, sin ojos y sin alguien.
Una vez conocí a alguien estando despierto. Podía ver solo dos ojos grandes y vacíos, de brazos abiertos ni imaginarnos. Me he conocido después de todo y diré que podría sostener su mano, mientras le doy la sonrisa que aún le guardo.
(Aem 050616)
Una sombra
Hay una sombra erguida junto a mi cama. A veces la percibo con el rabillo del ojo y cuando me giro se desvanece. Otros días la suerte es distinta, me mira fijamente a los ojos y aunque igualmente yo la mire, se queda ahí vertical hasta que decido ignorarla. Pero hay ocasiones en que resulta imposible ignorarla. Esta ahí juzgando sin palabras o está cariñosamente haciendo absolutamente nada. Muchas veces solo haciendo caras de insomnio o memoria dolosa o paradojas con interrogaciones a ambos lados de la cara. Hay noches en que la confundo con la muerte que viene por fin a reclamar sus pertenencias casi olvidadas. Hay otras en las que cierro los ojos y sigue presente con su frio tacto a centímetros de mi hombro derecho. No la culpo por mantener su distancia.
Hay noches en que puedes ver una sombra erguida en torno a mi cama.